Torunga era el jefe de los monos de la selva Taimán. Todos ellos estaban ocupados en sus tareas, cada uno sabía lo que debía hacer, pero observó que Mugán no jugaba con sus compañeros, no tenía apetito, se mostraba remolón en sus tareas. Torunga reunió a todos para preguntar qué era lo que le pasaba a Mugán y uno a uno fue diciendo lo que creía. Torunga habló con Mugán y a partir de entonces Mugán ya no estaba triste
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