Bruno no sabe que su casa de Berlín la ha dejado para instalarse en su nueva casa, cuando se da cuenta se lo reprocha a su madre y a su criada María. Bruno intenta adaptarse a su nueva vida y recorre todo la casa para encontrar nuevos recovecos y sitios para jugar e indagar, pero sólo encuentra una ventanita chica en su cuarto, se asoma y descubre algo que lo dejará atónito.
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